POR MÁXIMO SANTELMO – CUSIBISTA FUNDADOR
Hace poco más de 50 años, el 19 de octubre de 1970, para ser más precisos, un grupo de estudiantes de la Universidad Simón Bolívar se reunía en el rectorado bajo la batuta de un director, un tal Alberto Grau, para dar comienzo a una coral, la Coral Universitaria Simón Bolívar, o CUSIB.
Ese pequeño grupo inicial fue creciendo, sumándose a ella otros estudiantes que casi siempre llegaban llevados de la mano de algún compañero o amigo.
Nos imaginamos el dialogo:
-Hola ¿Cómo estás? Sabes, estoy cantando en el coro de la Universidad. ¡Es bien divertido! ¿No quieres venir a un ensayo? ¡Te va a gustar! El director es chévere, a veces nos echa bromas y nos dice distraídos y desafinados, pero ¿sabes? Al final del ensayo, salimos todos felices.
Desafinados y todo, nos sentíamos transportados hacia un mundo maravilloso, rodeados de una música bellísima y lo más bonito es que a pesar de que estando solos sentíamos que cantábamos mal, cuando nos uníamos a todos nuestros compañeros sucedía algo mágico: ¡ya no sonábamos desafinados! Lográbamos crear unas armonías que nos emocionaban y nos llevaban a lugares imaginarios hermosísimos.
Muchos de estos amigos terminaban asistiendo a un ensayo ¡solo por curiosidad!
Ese primer ensayo se convertiría en el acontecimiento de sus vidas, de nuestras vidas.
Me integré a la CUSIB el día de su 2do ensayo. Como muchos otros, llevado de la mano de un amigo.
Al entrar, Alberto me dijo:
-Hola, ¿Cómo estas? ¿Cómo te llamas?
– Máximo -atiné a decir tímidamente.
– Ok, bienvenido, siéntate con los tenores.
¡¡Con solo un hola, Alberto era capaz de determinar tu registro completo y asignarte a alguna de las 4 cuerdas!!
Pero, lo más importante es que, de inmediato, Alberto fue capaz de atraparnos con su carisma y simpatía, y con el tiempo, nos transmitió su amor por la música, la disciplina coral y la búsqueda de la perfección. Cualidades estas que nos quedaron grabadas por el resto de nuestras vidas. Los ensayos se fueron sucediendo, semana a semana, trimestre a trimestre, año a año, hasta que nos graduamos.
Tuvimos la suerte de que la CUSIB nos cantara el día de nuestra graduación y, más aún, tuvimos la dicha de subir al escenario y cantar con nuestros compañeros del coro.
Sentimos también la tristeza de despedirnos…sabíamos que una nueva etapa de nuestras vidas comenzaba y que pronto dejaríamos de compartir con muchos de nuestros amigos.
Algunos, nos convertimos en esposos y esposas, compadres, comadres, padrinos y madrinas.
De alguna manera queríamos que todos se quedaran allí siempre, al lado nuestro.
Otros compañeros se dispersaron por el mundo, siguiendo lo que las circunstancias de su profesión y su vida les dictaban.
Nuevas generaciones se fueron sumando al movimiento coral de la universidad, dando vida a la Cantoría Universitaria dirigida por María Guinand, para luego integrarse en un solo grupo: el Orfeón Universitario Simón Bolívar…
Así pasaron 10, 20, 40 años y más, pero el recuerdo de esos tiempos vividos se mantuvo presente a través de los años.
Las ganas de agruparnos y seguir cantando bajo la dirección de Alberto, se materializaron con iniciativas como Ave Fénix en el 2003, y los reencuentros que se realizaron en Houston en el 2010 y en Miami en el 2011.
Hace unos meses, como todos sabemos, nuestras vidas cambiaron de la noche a la mañana debido a una pandemia que aún nos mantiene enmascarados y preocupados…muchos amigos y familiares se nos fueron prematuramente por esta causa. Sus recuerdos imperecederos siguen con nosotros…
Las reuniones virtuales sustituyeron a cualquier intento de reunión presencial y así, un día cualquiera, con una excusa cualquiera, un pequeño grupo, mayormente cusibistas, nos reunimos virtualmente para celebrar nuestra amistad.
Al WhatsApp inicial se fueron sumando más y más personas que día a día fueron llenando este espacio con recuerdos, anécdotas y música, hasta convertir esta actividad en una rutina diaria, que se ha vuelto ¡imprescindible!Al poco tiempo surgieron ideas como CUSIBVisión, el Proyecto Documental, el Boletín semanal y CUSIB Global, que ya han despegado para materializarse con éxito.
Por supuesto, las ganas de vernos y el deseo de Alberto de dirigirnos nuevamente, comenzó a visualizarse como algo posible.
Finalmente, el día llegó.
Después de varios meses de reuniones virtuales, escogencia de fechas posibles con Alberto y María, y el entusiasmo de todos, se logró lo que hoy es una realidad : reunir bajo un mismo techo a varias generaciones de coralistas de la Universidad Simón Bolívar, que alguna vez fueron dirigidos por Alberto Grau y/o María Guinand.
A pesar de que somos varias generaciones de coralistas, estoy seguro de que en estos pocos días de ensayo, nuevos lazos de amistad imperecedera se formaron.
Este concierto que hoy les presentamos no es cualquier concierto: es la prueba palpable de que la música une a las personas, sin distingo de credo, raza o procedencia. Pero, sobre todo, es la prueba palpable de nuestro amor incondicional hacia Alberto y María, que han logrado este milagro, el milagro de habernos mantenido unidos por la amistad y la música, por más de 50 años.
¡Muchísimas gracias Alberto, muchísimas gracias María!
Para finalizar, queremos brindar un agradecimiento muy especial a la escuela coral de Madrid, a través de su directora Claudia Gagliardi, a la Coral Consonante dirigida por José Mena y a todas las personas que hicieron posible este evento.
Y, por último, pero no menos importante, queremos dedicar este concierto a todos nuestros compañeros que por un motivo u otro no han podido hacerse presentes en este día, y a la memoria de todos los compañeros que se fueron prematuramente de este plano terrenal y que seguramente nos acompañan hoy, ¡cantando desde un plano celestial!
¡Muchas gracias!
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