La voz humana

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Este artículo es el primero de una serie de entradas dedicadas a divulgar datos sobre lo maravillosa que es la voz humana...

 

Los primeros sonidos humanos

El desarrollo del habla de nuestros ancestros se ha vinculado a la llamada teoría del descenso laringal, según la cual el alargamiento del tracto vocal como resultado del descenso de la laringe fue el primer paso en el surgimiento del lenguaje. Esta teoría implica que el lenguaje, donde el cerebro asocia palabras con objetos o conceptos y los ordena en oraciones complejas, habría sido un fenómeno relativamente reciente, que se desarrolló a la par o incluso después de nuestra capacidad para hablar una amplia gama de sonidos, algo que se detectó en el Homo Sapiens, es decir entre 200.000 y 500.000 años atrás.

No obstante, recientemente han surgido estudios que sugieren que la habilidad de vocalizar, producir sonidos sonoros vocálicos contrastantes, se desarrolló mucho antes de la evolución del género Homo hace más de 27 millones de años. Dado que nuestros ancestros ya tenían la capacidad anatómica para hacer tales sonidos y es gracias a eso que finalmente, tras la evolución de nuestro cerebro, el ser humano tuvo la capacidad intelectual para desarrollar el lenguaje… y el canto.

 

La voz humana

Desde nuestro primer llanto al nacer, hasta nuestro último suspiro, todos aquellos que tenemos la dicha de hablar, lo hacemos sin siquiera pensar en ello. Para hacer estos sonidos y hablar, los humanos usan el mismo aparato básico que tienen los chimpancés: pulmones, garganta, laringe, lengua y labios. Sin embargo, a diferencia de otros animales, los humanos tenemos flexibilidad en la boca, la lengua y los labios que nos permite formar una amplia gama de sonidos precisos que los chimpancés simplemente no pueden producir.

Nuestro aparato fonador, tal y como se conoce al conjunto de órganos del cuerpo humano encargados de generar y ampliar el sonido que se produce al momento de hablar y articular un sonido determinado, consta de los siguientes elementos:

  • El cuerpo que vibra: a través de las cuerdas vocales situadas en la laringe.
  • El medio de propagación: el aire proveniente de los pulmones.
  • La caja de resonancia: formada por la cavidad torácica, faringe y cavidad oral y nasal, con una serie de elementos como labios, dientes, alveolo, paladar y lengua.

El sonido de la voz humana se produce durante la espiración, cuando el aire contenido en los pulmones sale de éstos, bajo la presión de los músculos abdominales, los intercostales y el diafragma y a través de los bronquios y la tráquea llega a la laringe. Allí choca con las cuerdas vocales y se produce el sonido base; siendo así que el habla es la actividad motora más compleja que cualquier persona adquiere.

 

Para controlar la habilidad de cantar… primero hay que saber respirar 

Los humanos no solo podemos hacer más sonidos que otros animales, sino que también podemos controlar cómo los unimos. Eso se debe a nuestro asombroso y preciso control de la respiración. Los monos, por ejemplo, no pueden controlar su inhalación y exhalación de la misma manera que nosotros: solo pueden emitir sonidos cortos de unos segundos antes de tener que volver a respirar. Pero los humanos podemos controlar nuestra respiración en un grado asombroso gracias a que tenemos la habilidad de decidir qué tan rápido, o lento, nuestros pulmones liberan aire.

En lo que al canto se refiere, debido a esa capacidad de controlar la velocidad por la que va y viene el aire a nuestros pulmones, grandes profesores de vocalización, a pesar de que no hay una receta única para calentar la voz, coinciden en que se debe comenzar a ejercitar la voz partiendo de ejercicios enfocados en la respiración. En febrero de 2008, en Caracas, se celebró el Segundo Taller Internacional de Formación de Directores de Coros y Orquestas Infantiles.  Durante ese taller, Víctor González (Q.E.P.D.) impartió una fantástica sesión de calentamiento vocal dirigido a directores corales que, por suerte para todos, quedó grabada y podemos aprender mucho de su legado.

 

… Continuará…

 

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