Recordatio Eventuum Praeteritorum

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Recuerdo de un acontecimiento pasado, un relato de Salomón Cohen

El triste acontecimiento sobre el fallecimiento de Su Santidad Benedicto XVI, me recordó momentos emocionantes que compartí con él.

Un día recibí en mi mail una invitación del Congreso Judío Latinoamericano, informándome que sería parte de la delegación que Benedicto XVI recibiría en el Vaticano.

¡No lo podía creer! Sería un momento especial ver de cerca al Papa, por supuesto, con la incertidumbre de cuan cerca y, aunque la distancia no tenía relevancia, la emoción aceleraba mi corazón.

Inmediatamente se convocó una Junta Directiva para nombrar dos representantes (por democracia, aunque yo quería ser uno), y me asignaron el honor de preparar la ofrenda para Su Santidad.

Teniendo en la familia a Ricardo Benaim, artista creativo y genial, me reuní con él, le conté lo que quería y el genio surgió. El resultado fue una obra de arte que llevé con amor y orgullo en el avión como equipaje de mano por su delicadeza.

Al llegar a Roma se estableció rápidamente una reunión con un Cardenal asignado a la delegación. Paso seguido, la explicación de normas. Principalmente, puntualidad. Segundo, la vestimenta: hombres de negro incluyendo zapatos, corbata y camisa blanca, mujeres también de negro, con falda, por supuesto, debajo de las rodillas.

Llegó el gran día. Entramos por las puertas de atrás, atravesando toda la sección del Vaticano a la cual no tienen acceso los turistas. No cerrábamos la boca no por hablar sino por quedar embelesados ante la hermosura de obras y la majestuosidad de las estancias.

Llegamos a una sala donde nos recitaron las nuevas reglas: “Su Santidad hablará después del Presidente de la Comisión. A continuación, se formarán en fila y entregarán al secretario del Papa los regalos. Su Santidad los saludará y tendrán 20 segundos cada uno para saludarlo y, por supuesto, se hará la foto de rigor, un recuerdo para los nietos y los amigos”.

De repente, nos avisaron que Su Santidad estaba a punto de entrar. No sé qué puede sentir una persona que profesa la fe católica, pero yo sentí como un corrientazo, como si estuviese ante una presencia sobrenatural. Me impresionó y se me aguaron los ojos (bueno, tengo fama de llorón). Los discursos no los recuerdo porque la emoción dominaba mi memoria, y después, el gran momento: la fila para saludar al Papa.

Seguido a esto se entregarían los regalos. Algunos compañeros no estaban dispuestos a perder los 20 segundos entregando un regalo a Su Santidad; yo en cambio quería entregárselo personalmente. Fueron muchas horas de reunión con Ricardo Benaim, horas de esfuerzo y de trabajo, y la verdad es que a mí me gustó muchísimo el resultado.

Finalmente, llegó mi turno, le extendí el regalo, me identifiqué y le pedí una bendición para el pueblo venezolano que viene pasando un momento difícil. Dio su bendición, y cuando me giré para la foto se me ocurrió que quería explicarle la obra, y comencé a hablar.

“Su Santidad, esto es una ‘menorá’, símbolo del pueblo judío, si Usted lo observa verá que en la base están mezclados los colores del Vaticano con el blanco y azul de Israel. Los colores de los brazos mezclan los colores de la bandera de Venezuela, y la llama tiene la coloración de los tres elementos”.

Le expliqué los materiales, el trabajo realizado y la estructura del montaje, le describí a Ricardo Benaim y su trayectoria profesional.

La anécdota es: mientras yo le explicaba todo a Su Santidad, su secretario me tironeaba la chaqueta, porque eran 20 segundos cada uno y yo ya llevaba 2 minutos. Me giré por el tirón y el propio Benedicto XVI le hizo señas de que deseaba oír la historia completa. 6 minutos hablando y Su Santidad atendía como un estudiante interesado en su clase, escuchando con esmero y concentración.

Al final, el gran recuerdo: me recibió la obra y no me dejó girarme, sino que tomó mis dos manos y las entrelazó con las dos suyas repitiendo la bendición al pueblo venezolano. Sentí una emoción que aún hoy, al contarlo, hace que se me humedezcan los ojos.

Por eso quise escribir este relato para ustedes, que son mi familia coralista, y lo llamo:  Recuerdo De Acontecimientos Con Benedicto XVI.

Que descanse en paz.

Gracias por estos momentos vividos.

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