La vida no es estática: saltando entre Maestros

0 Shares

Los personajes de esta historia son ficticios, incluso yo.

En uno de nuestros ensayos sabatinos, aquellos que contra viento y marea se establecieron para mí como faro inefable, cita fija conmigo, conmigo, conmigo… y con mi amado coro, D3 nos habló, por primera vez, como director.  Palabras más, palabras menos y con la peculiar sencillez que lo caracteriza, nos describió a nosotros, su coro, como el instrumento de mayor magnitud que jamás había “tocado”. Compartió su emoción por sentir como respondíamos a su batuta, como cuerdas punteadas, rasgadas, percutidas, produciendo un bello y singular sonido. 

Nos describió también como actores. Nos invitaba a representar alegría con nuestra expresión y nuestra postura. En su discurso siempre sostiene que eso no solo funciona por lo que se transmite en apariencia, sino que, prodigiosamente, esa intención repercute en la calidad de nuestra voz. 

D3 se incorporó a Ave Fénix para la Gira de Vaison La Romaine. Estaría encargado de la instrumentación de las piezas. Gracias a él aprendí a tocar la clave (disque).  también ayudó, cediéndome su puesto. Fue difícil. requería concentración máxima y se me dificultaba cantar y tocar a la vez. Agradezco a mis compañeros la paciencia que me tuvieron.

La vida no es estática, nada lo es y nuestro coro no es la excepción. Las circunstancias determinaron que D3 sea nuestro actual Director y de su mano continuamos viaje. Gracias Maestro por aprender a tocar este “instrumento”. Gracias por dedicarnos tu Misa y brindarnos el honor de ser los primeros en interpretarla. Mas no los únicos:

Recuerdo mi primer ensayo con Ave Fénix. Las M habían insistido hasta la saciedad: “anda Ileanita, métete. Ven, así sea una vez. ¡Te va a encantar!”  Y un día me animé. Los ensayos eran en la Oficina de J. Fue lindo reencontrar todas esas caras tan familiares. D1 estaba de viaje y D2 estaba al mando. Yo, fresca, comencé a cantar, a todo dar. En mi primera vocalización nos pidió hacer Uuuuuuuu desde un bajo hasta un agudo y yo pegué un grito potente. Más de uno me miró con cara de bicho raro y todavía lo siguen haciendo. Creo que ese pequeño gesto de obediencia hizo que ganara el apoyo de D2

Para D2 éramos su coro consentido, así nos lo hizo sentir. Proponía piezas complicadas, era exigente y sacaba lo máximo de nosotros. Nos confrontaba con la Muerte del Ángel de Piazzola y nos brindaba sus excelentes arreglos como Voy a Pedir Tu Mano, unos de los Grandes éxitos de Ave Fénix. 

Con él fuimos a Punto Fijo. Un delicioso paseo por la península que, desde entonces, nos unió infinitamente. Ninguno de los presentes podremos olvidar aquella noche mágica bajo el Cují. 

Yo en los ensayos tenía un puesto de lujo, a la izquierda mi adorada M y a la derecha la impecable L. A ella, la grababa e intentaba emularla. Nuestra L querida cantaba como un ángel. 

Todo esto sucedía justo en la víspera de Cantapueblo, la primera gira internacional que haría Ave Fénix. El reto era grande: aprender el repertorio, sin partitura y pasar el examen del Maestro.  Pasé la prueba y me incorporé a las filas formalmente. Gracias Maestro por abrirme los brazos y acogerme en tu sagrado recinto. Gracias por brindarme el privilegio de Cantar el “Te Quiero” al pie del Aconcagua. Nunca supe ni cómo ni por qué. En esa gira tomamos seis vuelos y en los seis estuve sentada a lado de D1. Creo que la mano negra de los coordinadores tuvo “algo” que ver. 

Ese fue el principio para mí. Comprendí cómo y por qué AF surgió de las cenizas con tanto ímpetu después de casi 30 años. D1 es excepcional, mágico. En este punto de mi relato hago un paréntesis: llevo horas, ¿qué digo?, días evocando vivencias profundas, miles de recuerdos en mi mente que no se dejan escribir. Quizás estas imágenes puedan acercarlos, apenas, a donde nos transporta el Maestro con su mando.

 


Unos cuantos años antes…

Canté con la CUSIB (Coral Universitaria Simón Bolívar) sólo 3 ensayos. D1 estaba de viaje y los sustituía un Director suplente… En ese entonces, no coló.  Entre las exigencias de la Facultad y las hormonas que me jalaban a los campos de deporte, la CUSIB se me hizo lejana. Escuchaba sus éxitos, las aventuras y las travesuras, y compartí innumerables cumpleaños en Los Chorros con todos. Sin contar las sabrosas excursiones a La Pica, todos metidos en el río, entre dominacho y dominacho, cantando 

Nopucid Nopucid, quita el piojo, sí sí sí,

No fui a ninguna gira. No. Pero sí agarré cola y resurgí. Sigo elevándome con ustedes y gracias a ustedes, todos mis amigos de CUSIB GLOBAL

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *